Desde el 7 de marzo se lleva a cabo la exposición de 12 pinturas, en torno al tema evangélico del resucitado Lázaro, propuesta por el joven pintor Alejandro Hernández (Paranga) en el Centro Cultural Ccori Wasi de la URP. Esta muestra durará hasta el 27 del presente mes y explora la relación de Lázaro y de Lima como el acontecimiento del volver a lo mismo, pero con una perspectiva diferente.

Una de las ideas fundamentales de esta exposición la podemos hallar en las palabra de Paranga al inaugurar la muestra: "... del caos nace el orden". Elemental cuestión, pero negada desde la tradición platónica, ¿o quizá antes? en la que se contrapone el orden y la organicidad, el Estado frente a la actuación de los hermanos menores del Caos conocidos como poetas.

Las pinturas de Paranga no se niegan al Caos, sino que lo afirman en cada trazo, en cada personaje que no esquiva su origen y en el que pululan las perspectivas, las subjetividades (no la subjetividad falseada por el psicoanálisis) convirtiendo su pintura en el punto de fuga de una morfología pictórica contemporánea acostumbrada a la asepsia absurda. Nuestro joven pintor opta por el camino difícil: se ensucia, penetra en esa deformidad inherente que nos hace bellos, que nos hace iguales y que nos permite ver el mundo como ese flujo material en el que todos somos inocentes y en el que, por esa misma inocencia, es desterrada la negatividad. 

Finalmente, es preciso visitar sus pinturas y encontrarnos con esa afirmación del azar que atraviesa la niñez e inunda su universo estético: los dibujos animados (japoneses en especial) y un par de videojuegos muy específicos. Pero no estamos para entrar en detalles en esta ocasión, sino para invitar a que cada uno explore esos guiños que hacen de Paranga un proyecto que va por buen camino (en nuestra humilde opinión) y que hace emerger con una insistencia abigarrada (en él este término es justo y positivo), "las cosas que pasan desapercibidas", como afirma en una breve entrevista.   

Veamos a Lázaro y cómo su despertar está preñado de plenitud aún por comprender.